Una Colección Científica tiene como compromiso la conservación del fondo durante un periodo indefinido, debe constituirse como el registro permanente de la herencia natural del planeta y la inversión de la sociedad en este tipo de colección debe ser continua. Por lo tanto, lo apropiado es que una Colección Científica cuente con la responsabilidad de la institución en la que se ubica para que garantice su manutención permanente. Cabe recordar que es común que existan muy buenas colecciones de determinado grupo de seres vivos en determinadas instituciones donde hay más de un investigador especialista de ese grupo. Al concluir éstos las actividades en esa institución, sin que se reanuden esas actividades o sin que otros investigadores den continuidad a las mismas, puede suceder que la colección acabe deteriorándose.
De esta forma los museos se constituyen en los lugares más apropiados para la manutención de las colecciones científicas biológicas. Ejemplares con valor de muestra de la biodiversidad deben encontrarse en estas colecciones, como por ejemplo: ejemplares tipo de descripción de especies nuevas, “vouchers” de estudios científicos, ejemplares representativos de regiones (espacio) y también de periodos distintos (tiempo). El tratamiento de los datos de estas colecciones debe ser riguroso y lo más apurado posible: habiendo ejemplares raros pero sin los datos mínimos de recolección, normalmente no se deberán incorporar a estos fondos.